Presencia Global
17 de Mayo de 2018 | 08:17
Opinión

Prevenir que curar, rehabilitar que lamentar

 

Las cubiertas o tejados son la parte de una edificación que más sufre el deterioro por la acción de las inclemencias del tiempo. Las lluvias, la nieve, el viento… acaban por agrietar la superficie, más aún cuando se trata de edificaciones antiguas, debido a que hace unos años se empleaban materiales no tan resistentes ni se incluían tratamientos para conseguir un mayor grado de aislamiento térmico.

 

Tanto si habitamos un edificio antiguo como si, a pesar de ser relativamente nuevo, presenta grietas por donde se filtra el agua, deberíamos ponernos, a la mayor brevedad posible, en manos de una empresa de rehabilitaciones de cubiertas que, previa inspección de la avería y, una vez que se haya detectado el origen de la misma, proceda a realizar las obras pertinentes para arreglar la cubierta e instalar materiales y sistemas de aislamiento que eviten su deterioro o, por lo menos, que mantenga durante un tiempo mucho más prolongado, el buen estado del edificio.

 

Suele ocurrir que detectamos pequeñas fisuras y no le damos importancia. Primero, porque todavía no ha comenzado a filtrar la humedad y a afectar a los techos y paredes de las viviendas y segundo, porque nos cuesta meternos en obras, ya sea por la parte económica como por el engorro que esto supone.

 

Sin embargo, es una mala decisión que va a tener peores consecuencias. Averías más complejas y mayor presupuesto económico para su reparación. Eso, sin contar con los problemas de salud que pueden sufrir los inquilinos del inmueble, sobre todo si hay niños y personas de cierta edad. No hace falta decir lo problemático que es el moho a todos los niveles.

 

El mejor consejo es contactar con una empresa especializada en la rehabilitación de cubiertas a la mínima que observemos unas grietas, fisuras o una inclinación anormal de la misma.

 

Si nos preocupa el coste de las obras de rehabilitación, podemos pedir varios presupuestos a diferentes empresas de reformas de cubiertas y elegir la opción más económica y que mejor se adapte a nuestros requerimientos y necesidades. No se trata de hacer una montaña de un grano de arena, simplemente, se trata de arreglar un desperfecto antes de que se haga más extensivo y que, incluso, comience a repercutir en el resto de los elementos del inmueble, afectando a la estabilidad del mismo, algo que puede ocurrir.

 

Haciendo caso a la expresión «Más vale prevenir que curar» seamos conscientes del valor de esta máxima y actuemos.