Presencia Global
20 de Mayo de 2020 | 09:05
Pastelerías

Por qué la pastelería divierte a tantas personas

La repostería es divertida para muchas personas, y no hace falta ser profesional del sector para disfrutar haciendo tartas o galletas deliciosas, variadas y artísticas. Ese último objetivo es clave para entender por qué tantas personas disfrutan elaborando este tipo concreto de creaciones culinarias. Lo mejor no es solo el sabor, y de hecho muchas personas se embarcan en esta aventura sin ser demasiado golosos. Lo mejor es el proceso en sí mismo, esa combinación de la alquimia de mezclar los ingredientes esenciales, y la imaginación que debemos poner en dar formas únicas a los pasteles que cocinamos, buscando estéticas tan profesionales como las de una fábrica de pastelería.

Porque, aunque los motivos que pueden llevar a cualquier persona a experimentar con repostería son numerosos, no cabe duda de que algo tienen las tartas de cumpleaños expuestas en cualquier pastelería industrial de Madrid o de cualquier lugar para estimular de esa manera nuestras ganas de hacer algo similar. Nos quedamos embobados viendo la mezcla colorida del fondant y sus resultados, y pensamos que a lo mejor no es tan complicado conseguir hacer algo parecido. Ese suele ser el estímulo inicial y, aunque con nuestros primeros esfuerzos entendemos que no es tan sencillo y todo requiere práctica, sin duda disfrutamos con cada prueba realizada.

No podemos olvidarnos, ya que hablamos de estímulos, del universo de las tartas de bodas. Podemos ver muchas de ellas en revistas especializadas en catering nupcial, o en un blog especializado también en ello. Las tartas de boda tienen una peculiaridad: combinan esa misma creatividad que se vierte sobre las tartas de cumpleaños, con una elegancia y una sutileza de acabados que nos maravillan todavía más. Hacer una tarta de bodas significa, por lo tanto, aplicar mucha más concentración y mucha más minuciosidad en el acabado.

Pero el mejor consejo posible para los iniciados es este: hay que empezar haciendo creaciones más sencillas, como bizcochos o un roscón de Reyes. Es importante familiarizarnos con los ingredientes básicos y con mezclas distintas antes de pasar a retos mayores. Los mejores reposteros del mundo también empezaron por cosas sencillas.