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17 de Julio de 2019 | 09:51
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Las avarcas menorquinas y el glamour del buen calzado

Las sandalias no son un tipo de calzado ideal solo para caminar grandes distancias bajo el sol y sin que nuestros pies sufran más de lo debido por el calor. También pueden ser, en el caso de muchos diseños, un complemento excepcional que combina a la perfección tanto con ropa casual, como con un traje elegante, o un vestido de noche con brillos y lentejuelas. Por añadidura, algunas sandalias tienen incluso la virtud de convertirse en una refinada atracción turística, necesitando para ello estar ligadas tanto en origen como en tradición, al destino que deseamos visitar. Un ejemplo extraordinario de esta característica son las avarcas menorquinas, hechas para todos los géneros y edades.

No estamos hablando del acto en sí de comprarse unas zapatillas en Menorca, eso podemos hacerlo en cualquier lugar de España, por obra y gracia del sistema industrial capitalista en el que vivimos. Comprar avarcas puede convertirse en un acontecimiento único, ya que, como hemos señalado antes de manera un poco indirecta, se trata de un tipo de sandalia que nació y creció en Menorca: del mundo de las guerras y los campesinos, al universo del estilo y el glamour al que pertenecen ahora. No en vano son unas zapatillas recomendadas no solo para pasear por los fabulosos acantilados de la isla y por los paseos marítimos que rodean sus playas de agua turquesa, sino también para cenas, fiestas y cócteles de cierto nivel.

También hemos mencionado antes que las avarcas no son unisex, en el sentido que no enarbolan un tipo de diseño único. Así, por ejemplo, se pueden adquirir avarcas de hombre, sobrias y discretas, y de mujer, quizá más coloridas e innovadoras. En cualquier caso, sobre gustos no hay nada escrito y eso también influye en la elección de nuestras avarcas. Lo único que tenemos que tener claro a estas alturas es lo siguiente: calzarlas es probar en la propia carne, en este caso en las plantas de los pies, la exquisitez que ya se percibe a través de la naturaleza de Menorca. Son el ejemplo ideal de cómo se hacen las sandalias de calidad.