Presencia Global
6 de Abril de 2018 | 12:18
Opinión

Dejar las drogas, un reto lleno de satisfacciones

 

El proceso para recuperarse de una adicción es complejo, pero no imposible. Lo primero y fundamental, para que el trabajo resulte positivo, es la aceptación por parte del paciente de que tiene un problema y que quiere ponerse en manos de personas con experiencia en el tratamiento para dejar las drogas. Una vez que ambas cuestiones se reconocen, el siguiente paso es acudir a una clínica de rehabilitación de drogas y comenzar el camino. Todo es menos complicado cuando contamos con la profesionalidad y el apoyo del personal del centro que va a trabajar, codo con codo, en la rehabilitación. Rehabilitación a todos los niveles, dependencia física, emocional y mental.

 

El primer paso para la recuperación es la desintoxicación de cocaína, alcohol, marihuana… comienza con la retirada libre de estas sustancias, lo ideal es hacerlo de la forma más sana y natural posible, sin recurrir a medicamentos que suplan la falta de estas sustancias nocivas en el organismo. Mediante una nutrición adecuada, un buen descanso, una atención constante, ejercicio, liberación de toxinas mediante la sauna y un aporte de vitaminas y minerales, estaremos sanando la parte física, esto, unido a la atención personalizada de cada paciente por parte del equipo del centro, va a ayudar a purificar el cuerpo y gestionar las emociones.

 

Toda adicción es una dependencia física y psicológica, por ello, han de tratarse los dos estados al unísono. Mente y cuerpo sano y libre, ese es el objetivo.

 

Una vez liberados del consumo y trabajada la parte emocional, el siguiente paso debe ir encaminado a reconducir la vida del paciente. Dejar, pero también, conseguir que no se vuelva a recurrir a las drogas es un gran logro. Una actitud positiva ante los contratiempos que puedan surgir en el día a día, la potenciación de las aptitudes, el cambio de hábitos y compañías etc, van a ayudar a que cada paciente sea consciente de sus valores y de todo el abanico de posibilidades que se abre en el mundo laboral, personal y familiar. Una nueva vida en la que no hay cabida para los malos hábitos.

 

Dejar las drogas es un reto, pero un reto repleto de satisfacciones que comenzaremos a sentir en cada pequeño paso que vamos dando desde el inicio del tratamiento y que concluye cuando nos sentimos dueños de nosotros mismos. Un YO me siento completo y capaz y ya no tengo necesidad de tapar ni esconder mis miedos, mis inseguridades… con algo que, no solo, no resuelve sino que agrava mi situación.