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18 de Marzo de 2020 | 11:21
Autocaravanas

Autocaravanas, accesorios y recambios

Tener una autocaravana privada, una con la cual podemos hacer viajes de carretera a un precio muy reducido, es el sueño de muchas personas que entienden que no hace falta gastarse un dineral en transporte o en habitaciones de hotel si se dispone de uno de estos estupendos y prácticos vehículos. Porque, además, comprarse una autocaravana supone también una potente inversión de futuro, ya que, si queremos y disponemos de los fondos necesarios, podemos también comprarnos accesorios de autocaravanas siempre que lo necesitemos.

Es decir, las autocaravanas son modificables en muchos sentidos. Es lógico, ya que en esencia son casas con ruedas; y los cambios no se enfocan solo a las piezas de la parte motora o móvil, sino a los accesorios de interior. En otras palabras, los recambios para caravanas incluyen, por ejemplo, todo lo relativo a las necesidades de agua, como grifos para la cocina, bombas o válvulas; piezas relacionadas con la electricidad, como por ejemplo placas solares, baterías, pilas, generadores o interruptores, etc.

Por supuesto, tampoco podemos olvidarnos, a la hora de hablar de accesorios de caravanas, de las necesidades fundamentales de mobiliario y electrodomésticos. Toldos, portabicicletas, televisiones y antenas, neveras o frigoríficos… No todos los recambios que decidamos obtener se sitúan en el mismo nivel de prioridad, pero lo importante es recordar esto: las caravanas son coches y casas, las dos cosas al mismo tiempo, versátiles y modificables como si de puzzles se trataran.

Eso, en definitiva, descarta automáticamente, la necesidad de comprarnos una autocaravana nueva al poco tiempo de haber obtenido la nuestra. Aun así, y al igual que no podemos descuidar las necesidades esenciales y concretas de esta modalidad de vehículos, tampoco debemos confiarnos en lo que respecta al funcionamiento normal del motor y de su capacidad de movilidad.

Es decir, debemos combinar en la medida de lo posible el recambio de piezas con el mantenimiento periódico y constante de su capacidad de funcionamiento interno. Al fin y al cabo, una caravana debe servirnos tanto para vivir como para desplazarnos, y no solo para una de las dos cosas; si no, sería otra cosa.